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William Joseph Durant nació en North Adams, Massachusetts, de padres franco-canadienses, Joseph Durant y Mary Allard, quienes tomaron parte en la emigración de Quebec a los Estados Unidos.
William Joseph Durant nació en North Adams, Massachusetts, de padres franco-canadienses, Joseph Durant y Mary Allard, quienes tomaron parte en la emigración de Quebec a los Estados Unidos. En 1900, Durant fue educado por los Jesuitas en la Saint Peter's Academy y, más tarde, en el Saint Peter College en la ciudad de Jersey, Nueva Jersey. En 1905, comenzó a experimentar con la filosofía Socialista, pero después de la Primera Guerra Mundial, comenzó a reconocer que un “ansia de poder” es la base de todas las formas de comportamiento político. Se graduó en 1907 y trabajó como reportero para Arthur Brisbane en el New York Evening Journal por diez dólares a la semana. En el Evening Journal, escribió varios artículos sobre los delincuentes sexuales. En 1907, comenzó a enseñar latín, francés, inglés y geometría en la Universidad de Seton Hall, South Orange, Nueva Jersey. Durant también fue nombrado bibliotecario en la universidad. Dejó el seminario en 1911. Se convirtió en el Director de la Escuela Moderna de Ferrer, un Colegio avanzado diseñado para educar a las clases trabajadoras y enseñó también allí. Alden Freeman, un partidario de la Escuela Moderna de Ferrer, le patrocinó para una gira por Europa. En 1913, renunció a su puesto como profesor. Para mantenerse, comenzó dando conferencias en una Iglesia Presbiteriana por honorarios de cinco y diez dólares, y el material de estas conferencias se convirtió en el punto de partida para La historia de la Civilización. Sus escritos incluyen: La Filosofía y el Problema Social (1917) y la Historia de la Filosofía (1926). Pero el mejor de sus libros es Historia de la Civilización de 11 volúmenes, que escribió con la ayuda de su esposa, Ariel, tomándoles cinco décadas completas. En este libro, hicieron lo mejor para crear lo que llamaron "historia integral". Con esto, se oponían a la "especialización" de la historia, un rechazo anticipado de lo que algunos han llamado el "culto del experto". Su objetivo era escribir una "biografía" de una civilización, la occidental en este caso, incluyendo no sólo las habituales guerras, la política y la biografía de la grandeza y la vileza, pero también la cultura, el arte, la filosofía, la religión y el aumento de la comunicación masiva. Gran parte de la historia considera las condiciones de vida de la gente común a lo largo de los dos mil quinientos años que su "historia" de Occidente cubre. También traen un marco inmutablemente moral a sus cuentas, destacando constantemente la repetición de la "dominación del fuerte sobre el débil y el inteligente sobre el simple". La Historia de la Civilización es la más exitosa serie historiográfica en la historia. Dos obras póstumas de Durant han sido publicadas en los últimos años, Las Grandes Mentes e Ideas de Todos los Tiempos (2002); y Héroes de la Historia: Una Breve Historia de la Civilización desde la Antigüedad hasta los Albores de la Edad Moderna(2001).
De Historia de la Civilización:
Fue uno de los gigantes de la historia
“Si juzgamos la grandeza por la influencia, entonces (Muhammad(sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam)) fue uno de los gigantes de la historia. Él se comprometió a elevar el nivel espiritual y moral de un pueblo forzado a la barbarie por el calor y los residuos incomestibles, y tuvo un éxito más completo que cualquier otro reformador; rara vez un hombre ha realizado tan completamente su sueño. Logró su propósito por medio de la religión, no sólo porque él mismo era religioso, sino porque no había otro medio que pudiera haber conmovido a los árabes de su tiempo. Apeló a su imaginación, temores y esperanzas y habló en términos que pudieran entender. Cuando comenzó, Arabia era un pecio desértico de tribus idólatras, pero cuando murió era una nación. Él refrenó el fanatismo y la superstición, pero también los utilizó. Sobre el Judaísmo, el Zoroastrismo y su credo nativo construyó una religión sencilla, clara y fuerte; así como una moral de implacable coraje y orgullo racial que, en una generación, marchó a cien victorias, y en un siglo, marchó a formar un imperio y sigue siendo hasta hoy en día una fuerza vigorosa a través de la mitad del mundo"[1].
La cuestión de la poligamia
Aunque Durant, como otros occidentales, no cree en la poligamia, en virtud de su visión objetiva, descubre en ella un aspecto de la grandeza del Profeta (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam). En defensa de él dice: “Debemos recordar continuamente que la alta tasa de mortalidad masculina entre los antiguos y primeros semitas medievales dio a la poligamia; ante los ojos semíticos, el aspecto de una necesidad biológica y casi una obligación moral. Muhammad (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam) tomó la poligamia por sentada, y se permitió a sí mismo el matrimonio con la conciencia tranquila y sin sensualidad morbosa. ‘Â’ishah, en un hadiz de autoridad indefinida[2], citó que dijo que las tres cosas más preciadas en este mundo son las mujeres, los perfumes y las oraciones. Algunos de sus matrimonios eran actos de bondad hacia las viudas desamparadas de seguidores o amigos;... y algunos eran matrimonios diplomáticos"[3].
Ni siquiera las personas altamente educadas
“Muhammad (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam) nunca fue conocido por escribir nada, él utilizaba a un amanuense o escriba. Su analfabetismo aparente no le impidió componer el libro más famoso y elocuente en la lengua árabe ni adquirir esa comprensión de la gestión de los hombres como pocas veces les ocurre a las personas altamente educadas”[4].
El fenómeno más extraordinario
“La explosión de la península arábiga en la conquista y la conversión de la mitad del mundo mediterráneo, es el fenómeno más extraordinario en la historia medieval”[5].
Un hombre de sencillez sin pretensiones
“Las mujeres y el poder[6] fueron su único lujo, por lo demás, fue un hombre de sencillez sin pretensiones. Las viviendas en las que habitó sucesivamente fueron casas de ladrillo sin quemar, de doce o catorce pies cuadrados, ocho pies de alto y con techo de ramas de palma. La puerta era una cortina de pelo de cabra o camello y el mobiliario era un colchón y almohadas extendidos sobre el suelo. A menudo fue visto remendando su ropa o zapatos, encendiendo el fuego, barriendo el piso, ordeñando la cabra de la familia en su patio o comprando provisiones en el mercado. Comía con sus dedos y los lamía frugalmente después de cada comida. Sus alimentos básicos fueron los dátiles y el pan de cebada; la leche y la miel eran lujos ocasionales”[7].
Él era de un alto grado de humildad
“Y él obedeció a su propia interdicción del vino. Cortés con los grandes, afable con los humildes, digno para el presuntuoso, indulgente con sus ayudantes, amable con todos salvo sus enemigos, así lo describen sus amigos y seguidores. Visitaba a los enfermos y se unía a cualquier cortejo fúnebre que encontraba. Él no asumió ninguna ostentación de poder, rechazó cualquier marca especial de reverencia, aceptaba la invitación de un esclavo a cenar y no solicitaba ningún servicio de un esclavo si tenía tiempo y fuerza para hacerlo por sí mismo. A pesar de todos los botines e ingresos que le llegaban, gastaba poco en su familia, aún menos en sí mismo y gastaba mucho en la caridad”[8].
Cuidaba mucho de sí mismo
"Pero, como todos los hombres, era vano. Dedicó un tiempo considerable a su apariencia personal. Perfumaba su cuerpo, ponía alcohol, teñía su cabello y portaba un anillo con la inscripción: ‘Muhammad (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam) el Mensajero de Al-lâh (Glorificado Sea)’; tal vez esto era para firmar documentos. Su voz era hipnóticamente musical y sus sentidos fueron dolorosamente agudos; él no podía soportar malos olores, campanas sonando o la charla en voz alta. Enseñó [como viene en la aleya] [Traducción del significado]:{Sé modesto en tu andar y no levantes tu voz, que ciertamente la voz más desagradable es la del asno.} [Corán -Luqmân 31:19] Era nervioso e inquieto, sujeto a la melancolía ocasional, entonces, de repente hablador y alegre[9]. Tenía un humor ingenioso. Sugirió a Abû Hurairah, quien lo visitaba con mucha frecuencia: ‘¡Oh Abû Hurairah! Déjame solo día por medio, para que así el afecto pueda aumentar’[10]”[11].
Muhammad (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam) y la mujer
«Omar, el futuro califa, reprendió a su esposa por hablar con él en un tono que consideró irrespetuoso. Ella le aseguró que era el tono en el que su hija, Hafsah, y las otras esposas de Muhammad (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam), hablaban con el Profeta de Al-lâh (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam). Omar fue enseguida y se lo reprochó a Hafsah y a otra de las esposas de Muhammad (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam); le dijeron que se ocupara de sus asuntos y se retiró consternado. Al oír todo esto, Muhammad (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam) se rió fuertemente. Como otros musulmanes de vez en cuando peleaba con sus esposas, pero él no dejó de tenerles cariño o hablar de las mujeres con buen sentimiento. “La cosa más valiosa del mundo,” se dice que dijo, “es una mujer virtuosa”[12]. Dos veces en el Corán recordó a los musulmanes que sus madres les habían llevado con dolor, dado a luz con dolor y les amamantaron durante veinticuatro o treinta meses[13].«El Paraíso», dijo, “está a los pies de la madre”[14]»[15].
La Falsedad de la epilepsia
“Pero no se habla de que se mordía la lengua o que perdía la fuerza prensil, tal como ocurre generalmente en la epilepsia, y tampoco aparece en la historia de Muhammad (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam) ese deterioro de la capacidad intelectual, que la epilepsia generalmente trae. Por el contrario, progresó en la claridad de pensamiento, liderazgo confidente y poder, hasta su sexagésimo aniversario. Las pruebas no son concluyentes, por lo menos no han sido suficientes para convencer a ningún musulmán ortodoxo”[16].
Fue el primero en hacerlo
“Ningún reformador nunca, tan activamente, gravó impuestos a los ricos para ayudar a los pobres[17]. Se esperaba que cada testamento dejara algo a los pobres”[18].
La estrecha brecha
«La brecha inevitable entre la teoría y la práctica parece más estrecha en el Islam que en otras religiones»[19].
Un grado de tolerancia difícilmente igualado
“A estos cristianos, zoroástricos, sabeos y judíos Dhimmis, el califato Omeya ofreció un grado de tolerancia difícilmente igualado en tierras del cristianismo contemporáneo. Se les permitió la libre práctica de sus creencias y la conservación de sus iglesias”[20].
Guardia especial para el mantenimiento de la tolerancia
"Fuera de Arabia, los cristianos de Asia occidental generalmente practicaban su religión libremente. Siria permaneció predominantemente cristiana hasta el tercer siglo musulmán. En el reinado de Ma’mûn (813-33), supimos de 11.000 iglesias cristianas en el Islam, así como cientos de sinagogas y templos de fuego. Las fiestas cristianas se celebraban libre y abiertamente y los peregrinos cristianos llegaban seguros a visitar los santuarios cristianos en Palestina.... En el siglo IX, el gobernador musulmán de Antioquía nombró un guardia especial para evitar que las sectas cristianas se masacraran unas a otras en las iglesias”[21].
La autoridad de la civilización
“Gradualmente, las poblaciones de no-musulmanes adoptaron el idioma árabe, la vestimenta, las leyes y la fe del Corán”[22].
Mejor y más misericordioso
«Las tropas árabes fueron más rigurosamente disciplinadas y más hábilmente dirigidas. Eran insensibles a las dificultades y recompensados con el botín, podían luchar con estómagos vacíos y dependían de la victoria para sus comidas. Pero no eran bárbaros. “Sé justo”, decía la proclama de Abû Bakr; “sé valiente; muere en lugar de rendirte; sé misericordioso; no mates ni ancianos, ni mujeres ni niños. No destruyas árboles frutales, granos o ganado. Mantén tu palabra, incluso con tus enemigos. No molestes a aquellos religiosos que viven retirados del mundo, pero obliga al resto de la humanidad a convertirse en musulmanes o que nos paguen el tributo. Si niegan estos términos, mátalos.” La elección dada al enemigo no era el Islam o la espada, fue el Islam o el tributo o la espada»[23].
La hazaña más sorprendente
“Las conquistas árabes, más rápidas que las romanas, más duraderas que las de Mongolia, se suman a la hazaña más sorprendente en la historia militar”[24].
El libro más grandioso y más elocuente por consenso general
"Muhammad (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam) utilizaba un modo de expresión que era mitad poesía, mitad prosa; el ritmo y la rima son penetrantes en él pero irregulares; y en las primeras suras mecanas hay una cadencia sonora y enérgico estilo que son percibidos completamente sólo por aquellos familiarizados con el idioma y que simpatizan con el credo. El libro está en el árabe más puro, rico en símiles vivos y demasiado florido para el gusto occidental. Por consenso general es el mejor, así como la primera obra de la literatura en prosa de Arabia"[25].
La Liberación de la mujer
“Él (Muhammad (sal-lâl-lahu ‘alaihi wa sal-lam)) coloca a la mujer en pie de igualdad con el hombre en procesos legales e independencia financiera. Ella puede seguir cualquier profesión legítima, conservar sus ganancias, heredar bienes y disponer de sus pertenencias a voluntad. Abolió la costumbre árabe de transferir a las mujeres como propiedad, de padre a hijo. Las mujeres heredan la mitad de la parte de los herederos masculinos y no se debe disponer de ellas contra su voluntad.”[26]
Las niñas y los niños
En su charla sobre Al-Ándalus, dice: “Tanto las niñas como los niños iban a la escuela; varias damas moriscas llegaron a ser prominentes en literatura o arte”[27].
La expansión más asombrosa conocida en la historia
“Dio a los hombres una aceptación resignada de las dificultades y limitaciones de la vida y, al mismo tiempo, les estimuló a la más sorprendente expansión en la historia. Y definió la religión en términos que cualquier cristiano o judío ortodoxo podría aceptar”[28].
Un libro de asuntos religiosos y mundanos
“En el Corán, como en el Talmud, el derecho y la moral son uno; lo secular está incluido en lo religioso, y cada mandamiento es de Dios. Aquí las reglas no sólo son para los modales e higiene, matrimonio, el divorcio y el tratamiento de los niños, esclavos y animales; sino también para el comercio, la política, el interés, las deudas, los contratos, los testamentos, la industria, las finanzas, el crimen, el castigo, la guerra y la paz”[29].
Solo en el Islam
“Ninguna otra religión en la historia ha intentado tan constantemente hacer hombres fuertes, o tan generalmente lo ha logrado. Al-lâh Dice [traducción del significado]{¡Oh, creyentes! Tened paciencia, sed perseverantes, proteged vuestro territorio de los enemigos} [Corán 3: 200]”[30].
El milagro práctico del Corán
"El Corán ha llenado la memoria durante trece siglos, ha despertado la imaginación, moldeado el carácter y tal vez agudizado el intelecto de cientos de millones de hombres. Dio a las almas sencillas el más simple, menos místico y menos ritual de todos los credos, libre de la idolatría y sacerdotalismo. Su mensaje elevó el nivel cultural y moral de sus seguidores, promovió la unidad y el orden social, inculcó la higiene, redujo la superstición y crueldad, mejoró la condición de los esclavos, elevó a los humildes a la dignidad y el orgullo y produjo entre los musulmanes un grado de sobriedad y templanza incomparable en el mundo del hombre blanco"[31].
El error de Durant y su equidad
Hablando sobre los esclavos, Durant comete un gran error, que un historiador de renombre como él no debería haber cometido, él menciona que: “Por lo general el musulmán tenía plenos derechos de vida y muerte sobre sus esclavos,” y esto es incorrecto. El esclavo en el Islam, como el hombre libre, es un ser humano completo y podía incluso exigir retribución de su patrón. Pero, al mismo tiempo, era bastante imparcial al decir, “sin embargo, los manejaba con una humanidad genial que hizo que su suerte no fuera peor, quizá mejor, que la de un obrero en la Europa del siglo XIX, y los hizo más seguros”[32].
[1] Will Durant, Historia de la Civilización, vol. 4, 231.
[2]Es auténtico, pero con una ligera variación de fraseo. Ver [Al Manâwi en Faid Al Qadîr, 3:479-480]. [Ahmad (13079)], [An-Nasâ’î (3939)], [AlHâkim (2676)], y está calificado como auténtico por [Al Albânî (3124)]
[3]Ibíd. vol. 4, 228-229.
[4]Ibíd. vol. 4, 216.
[5]Ibíd. vol. 4, 208.
[6]Debería haber dicho “liderazgo”, pues este término es más adecuado con su posterior dicho que citaremos
[7]Ibíd. vol. 4, 229-230.
[8]Ibíd. vol. 4, 230
[9]No conocemos la fuente de la que Durant sacó esta característica que totalmente era ajena al Profeta (e), quien llamaba al camino de Al-lâh con sabiduría y buena exhortación y era amable con la gente. Dicha característica contradice lo que Durant mencionó antes y después de este pasaje.
[10][Al-Baihaqî en Shu‘ab Al Îmân (8130)]; [Al Qudâ‘î en su Musnad (592)]; [At-Taiâlisî en su Musnad (2649)]; [At-Tabarânî en Al Ausat (1754)]; [Al Bazzâr (3361)]. No es auténtico de acuerdo con Al Bazzâr. Pero, hay otra narración en la cual Abû Hurairah está reemplazado por ‘Abdul-lâh ibn ‘Amr ibn Al ‘Âs. Ver Al Haizamî, Mayma‘ Az-Zauâ’id, 8:101.
[11]Ibíd. vol. 4, 230.
[12] Fue narrado bajo la autoridad de ‘Abdul-lâh ibn ‘Amr con una leve variación de fraseo: “El mundo no es más que un disfrute, y una buena mujer justa es el mejor del disfrute de uno”.[Muslim (1467)]
[13] La primera es la palabra de Al-lâh [traducción del significado]:{Le Hemos ordenado al hombre ser benevolente con sus padres. Su madre le lleva [en el vientre] soportando molestia tras molestia, y su destete es a los dos años.} [Corán 31:14] La otra es [traducción del significado]: {Y por cierto que Ordenamos al hombre ser benevolente con sus padres. [Y debe saber que] Su madre lo ha llevado [en el vientre] con esfuerzo y le ha dado a luz con dolor, y que el período del embarazo y la lactancia dura treinta meses...} [Corán46:15]
[14][Al Qudâ‘i en su Musnad (113)]; [Al Jatîb Al Bagdâdî, Al Yâmi‘ Li Ajlâq Ar-Râui, 2:231]; y es clasificado Da‘îf (débil) por Al Albânî [Ver As-Silsilah Ad-Da‘îfah, no. 593] Es también narrado por [Ahmad (15577)] en la autoridad de Jâhimah que él acudió al Mensajero de Al-lâh (e) y le dijo: “¡Oh Mensajero de Al-lâh! Quiero tomar parte en la Yihâd, y he venido a saber tu opinión”. Él [paz y bendiciones sean con él] dijo: “¿Tu madre aún vive?” Él respondió afirmativamente, por tanto le dijo: “Entonces, quédate con ella, ya que el Paraíso está bajo sus pies”. [Shu‘aib Al Arna’ût: Hasan] [Ibn Mâyah (1781)] [An-Nasâ’i (3104)].
[15]Ibíd. vol. 4, 239-240.
[16]Ibíd. vol. 4, 219.
[17]En referencia al azaque y caridad.
[18]Ibíd. vol. 4, 237.
[19]Ibíd. vol. 4, 241.
[20]Ibíd. vol. 4, 285.
[21]Ibíd. vol. 4, 286.
[22]Ibíd. vol. 4, 287.
[23]Ibíd. vol. 4, 247.
[24]Ibíd. vol. 4, 248.
[25]Ibíd. vol. 4, 233.
[26]Ibíd. vol. 4, 238.
[27]Ibíd. vol. 4, 397.
[28]Ibíd. vol. 4, 242.
[29]Ibíd. vol. 4, 237.
[30]Ibíd. vol. 4, 241-242.
[31]Ibíd. vol. 4, 242.
[32]Ibíd. vol. 4, 274.
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